jueves, 22 de marzo de 2012

Antes de dormir cuenta abejas


En ocasiones cada persona debe haberse cuestionado la posibilidad remota de que este mundo tal y como lo conocemos evolucione, cambie de forma positiva para que la vida en ella sea más óptima, agradable y a su vez una mejor adaptación de todos los seres vivos que en la tierra residen.

Desde luego soñar es gratis, nadie nos puede privar de ello.

En la tierra a día de hoy el número de humanos, personas que la habitan según fuentes, oscila por los 7.000.000.000 de habitantes, una cifra elevada, para que negarlo. Simplemente por el hecho de ser una raza superior en comparación con el resto de seres vivos que conviven (los veamos o no) con nosotros, nos hemos extendido por todo el globo terráqueo hasta los lugares más inhóspitos.

Se dice, supongo como dicho popular, porque no todo está comprobado al 100%, que la naturaleza tan sabía que es tiene un control sobre el equilibrio de los ecosistemas de la tierra, puede nivelar los excesos de superpoblación los que pueden ser abusivos y dañinos para los entornos de los animales y de ellos mismos. En el caso de los humanos, nuestro ecosistema tan artificial como las ciudades, la metrópolis ha sido un gran avance respecto las primeras aldeas que eran sencillas y que su propósito base era la de asentarse en algún paraje natural para alimentarse, descansar, etc. Todo muy básico. Pero en la actualidad no hay color para comparar, las ciudades que tanto vemos y la verdad, más que un lugar para vivir, parecen colmenas. 

Desde tu casa tienes todo lo que puedas necesitar, como agua potable, (lo de potable es cuestionable) comida almacenada en frío, electricidad. Toda una maravilla hoy en día ¿verdad?

En una colmena la abeja reina deposita los primeros huevos que alimentará, cuando eclosionen, estos tras pasar su fase larvaria se convertirán en obreras, las que luego se encargarán de alimentar las próximas generaciones de larvas y también de alimentar a la reina. ¿Esto es algo parecido a lo que hacemos nosotros como raza superior que somos?

Aunque solo lo haya comentado por encima, para empezar desde que nacemos ya estamos en una celda de la colmena día y noche, más adelante estaremos recolectando néctar, elaborando miel, y las obreras que no lo hagan lo harán para eso su existencia en esta gran colmena. De la miel parte de las obreras solo obtienen una cantidad suficiente para cubrir el desgaste de su continuo esfuerzo dentro de esa jerarquía social de tan baja escala animal. Claro está que su durabilidad en la colmena no es muy elevada puesto que su ritmo acelerado de trabajo tiene su agotamiento físico y energético que acorta su vida. 

¿Pero qué más da si solo es un insecto? 
¿Tú eres un insecto?
 ¿Alguien piensa lo contrario acerca de tu estilo de vida así como tu salud y bienestar?

Lo que quiero transmitir con esto lo sabéis, cada uno de vosotros tras ver esta supuesta comparación de condiciones tendréis una conclusión, que espero que me la contéis. (A pesar de ser una reflexión a la que su explicación le falta condimento).

Un saludo.

1 comentario:

  1. Lo peor es que en las abejas, las razas están delimitadas por cuestiones físicas e instintivas. En los humanos hemos decidido que otras personas te esclavicen aunque sean iguales a tí. Se supone, según tengo entendido, que las abejas reina no dan miel, o es mala, y que solo valen para procrear. En cambio en el caso de los humanos, la burguesía tiene la misma capacidad que el proletariado de coger pico y pala.

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